Salón del Estrado: Tardes femeninas en la Nueva España
Entre alfombras orientales, almohadones bordados y tazas humeantes de chocolate espeso, existía un espacio íntimo y poderoso que la historia oficial pocas veces nombró: el Salón del Estrado.
En las casas nobles del siglo XVIII en la Nueva España, este rincón reservado exclusivamente para mujeres era mucho más que una habitación decorada con buen gusto. Era un refugio de libertad, consuelo y complicidad femenina en medio de una sociedad regida por normas patriarcales.
☕ Un espacio para soltar el corset… y hablar de verdad
Mientras los hombres se reunían en el comedor o el salón de fumadores para discutir negocios y política, las mujeres se deslizaban hacia el estrado: un salón elevado, cubierto con alfombras traídas de Oriente, donde podían por fin aflojar el corset, beber algo caliente, jugar a las cartas o simplemente conversar.
Y no cualquier conversación.
Ahí se hablaba de lo que no se decía en voz alta: de los partos difíciles, de los hijos que no sobrevivieron, del cuerpo, del deseo, del miedo, de las dolencias… Temas vedados en la mesa o en la iglesia, pero profundamente comprendidos entre mujeres.
Entre bordados compartidos, versos leídos en voz baja y silencios cómplices, las mujeres tejían no solo manteles o tapices, sino redes de apoyo, empatía y sororidad.
🎶 Una habitación que no aparece en los cuadros… pero sí en la memoria
Curiosamente, las pinturas de la época nos muestran a estas mujeres cumpliendo su rol: bordando, leyendo, enseñando modales… pero casi nunca en grupo. La intimidad femenina fue excluida del arte oficial.
Y sin embargo, sabemos que existió. Lo cuentan las cartas, las crónicas, los inventarios de mobiliario. Algunos de esos cocos chocolateros aún sobreviven en museos como el Franz Mayer, testigos silenciosos de esas tardes de confidencias.
🌍 Un legado que viajó desde el mundo árabe hasta la Nueva España
El estrado no nació en México. Su origen se remonta a la tradición doméstica árabe, que influyó la arquitectura y vida cotidiana en la península ibérica y, posteriormente, en sus colonias americanas. En la Nueva España, este espacio fue adaptado y resignificado por las mujeres novohispanas.
Recuperar su historia es también recuperar sus voces. Es honrar los espacios donde las mujeres pudieron ser ellas mismas, lejos de la mirada pública.
🎧 Este episodio forma parte del podcast “Walk Mexico. Lo cotidiano tiene historia”, un viaje sonoro para descubrir la historia de México a través de sus rincones olvidados, sus costumbres y los pequeños gestos cotidianos que tejieron nuestra cultura.
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